El Real Madrid reconquistó la Copa del Rey tras dos años de sinsabores en el torneo del K.O. Los blancos lo hicieron a los grande arrasando a un Unicaja que llegó fundido a la final y que apenas presentó oposición. Los locales soñaron con reengancharse en el segundo cuarto, pero el Madrid nunca dejó de acelerar frente a unos anfitriones que se llevan el gustazo de haber estado arropados por su público en su regreso a una final.
Un excelso Campazzo lideró la ofensiva blanca logrando un doble-doble de 13 puntos y 13 asistencias para un total de 29 de valoración, mientras que Jaycee Carroll ejerció como el ejecutor perfecto alcanzando los 20 puntos en apenas 22 minutos de juego.
El partido comenzó con un guión totalmente opuesto al previsto. Tavares se ausentó durante casi toda la primera mitad –jugó un menos de tres minutos– por problemas de faltas y ver para creer Felipe Reyes –que ha jugado los minutos de la basura esta temporada– se convertía en protagonista de la final siendo el jugador madridista con más minutos en la primera parte.
El Madrid no se resintió por la ausencia de su techo y exhibió un tremendo acierto ofensivo con Campazzo y Carroll haciendo estragos desde la línea de tres puntos para un total de 5 aciertos en 8 intentos. Unicaja, mientras tanto, no era capaz de anotar ni uno de sus intentos lejanos permitiendo a los blancos marcharse al término del primer periodo doblando a sus rivales por 13-26.
Los merengues seguían con el pie a fondo en el acelerador hasta llegar a los 21 puntos de ventaja en el segundo cuarto con una racha de Rudy Fernández. Unicaja, viéndose fuera de la lucha por el título, tomó medidas desesperadas sacando a su quinteto más físico coincidiendo con la presencia de un Llull que estuvo nefasto en la dirección de juego.
Los anfitriones de la Copa del Rey tiraron de un excelso microondas como Brizuela para que éste anotara 12 tantos casi consecutivos y redujese la ventaja blanca por debajo de la barrera psicológica de los 10 puntos. Campazzo no había dicho su último palabra, ni mucho menos. En un abrir y cerrar de ojos, Chicho Terremoto restauró la ventaja del Madrid hasta los 15 puntos antes del descanso con un magnífico triple sobre la bocina. El argentino presentaba su oposición al MVP del torneo volviendo a cambiar por completo la cara de los suyos en dos destellos.
Los pupilos de Laso cambiaron de ritmo en el tercer cuarto en cuanto sus titulares se alinearon. Tavares empezó a dominar la pintura y las alturas, mientras Unicaja se desangraba fallando un carrusel de triples. El africano logró ocho puntos, que se unieron a los 10 de Carroll para terminar de resolver una final que iba camino de entrar en la historia como la mayor derrota de un equipo. El récord lo tenía el Barça en la Copa de 2010 con 19 tantos de ventaja ante el equipo blanco.
El último cuarto comenzó con la incertidumbre de saber si la paliza sería histórica o Unicaja intentaría salvar su orgullo. Los blancos se llegaron a marchar por hasta 30 puntos, pero los verdes pegaron un estirón en los segundos finales para reducir la ventaja a 27 puntos. No hubo final. El Real Madrid se paseó en el Carpena, aunque no con tanto sufrimiento como hace seis años. Laso sigue ampliando su palmarés de leyenda a 19 títulos.